Descripció:
En los albores del corriente siglo, José de Maistre, el más caracterizado y ardiente defensor del antiguo régimen, el autor de las Veladas de San Petersburgo y de aquella espantable máxima de que la espada de la
justicia no há menester vaina, puesto que á todas horas debe ó amenazar ó herir, sostenia, en nombre de Dios y con aplauso de medio mundo, que todo enfermo es un delincuente; mientras que los discípulos de Pinel y de Gall preparaban ya en los ánimos esa escuela moderna que, en nombre del liberalismo y con aplauso de la otra mitad del mundo, proclama que todo delincuente es un enfermo. Tan diametral y simultáneo antagonismo en
materia tan grave merece toda nuestra atencion, mayormente si se considera que, de las dos contrarias proposiciones, la proferida en nombre de Dios es la que resulta impía, y la proferida en nombre del liberalismo, y hasta quizá del ateismo, esta es precisamente la que resulta evangélica.