Descripción:
Muy grandes deberes morales pesan sobre la profesion médica, en las calamidades públicas que afectan la salud del pueblo. El primero que los médicos independientes se apresuran á cumplir, arrostrando penosos compromisos, es el de anunciar la presencia mas ó menos insidiosa del mal epidémico, precisamente en aquellos momentos en que la novedad, la inesperiencia , injustas prevenciones ó bastardos intereses, exigencias mercantiles, y perturbaciones sociales, de tal modo asedian á la Autoridad y agobian su espíritu, que mas dispuesta se halla á resirtir pasivamente aquellas indicaciones, que á obrar conforme á las prevenciones de la Ciencia. El espíritu del médico , es el único previsor, el único que en
aquel mar de confusiones conserva su serenidad y su sangre fria, y sin embargo á menudo ve menospreciado su juicio, desoidas sus advertencias y Calificado su celo con frases ligeras sino injuriosas. Mas tarde, cuando ya
no caben consejos para prevenir el mal, sino que habiendo crecido este es preciso luchar con él, arrojase al palenque para cumplir otro deber, el de sacrificarse en aras de la salud pública.